La miel NO es mejor que el azúcar. Si, así de claro y tajante.
Esto no significa que la miel no sea deliciosa y su producción y las abejas, maravillosas. Eso no se discute. No vamos a hablar de esto.
Mitos y realidades sobre la miel
REALIDAD 1ª – La miel es en un 79% glucosa y fructosa, es decir sacarosa o azúcar común.
¿Se trata del mismo tipo de azúcar que el que utilizamos para el café, por ejemplo? Básicamente el mismo, aunque se encuentre de forma natural en la miel y no en un sobrecito o en una azucarera.
«La fama de saludable de la miel se la damos por su obtención natural, pero la realidad es que está compuesta por los mismos azúcares que el resto de azúcares», afirma Gemma del Caño en un buen artículo en el periódico El Español.
Una cucharada de miel (30g) contiene el equivalente a seis (6) cubitos de azúcar (80%). La miel, como el azúcar, favorece el sobrepeso, la obesidad y las caries.
La OMS los considera ‘azúcar libre’ y recomienda reducir su consumo a esta cantidad. Esta es la que máxima cantidad que deberíamos consumir diariamente, da lo mismo en forma de miel que de azúcar común. No hay diferencia.
Así es, según este organismo internacional, en una dieta de 2.000 calorías diarias no se deberíamos tomar más de 50 gramos de azúcar, preferiblemente 25 gramos, es decir una cucharadita de miel o de azúcar, en el caso de que se deseen obtener beneficios para la salud.
REALIDAD 2ª – ¡Pero es que la miel tiene vitaminas!.
Si, es cierto, la miel contiene vitaminas y minerales. En concreto, entre el 0,5% y el 1% del contenido nutricional de la miel está compuesto por distintos tipos de sustancias como el zinc, el hierro, vitaminas B o la vitamina C.
La cantidad es muy pequeña. Para ser un alimento “fuente saludable” de vitaminas y minerales debería tener por lo menos el 15% de estos.
«Si quisiéramos tomar este porcentaje, deberíamos tomar dos (2) kilos de miel al día«, afirma Julio Basulto, un nutricionista español, lo cual en la práctica es absurdo.
REALIDAD 3ª – Ahora bien, la miel tampoco aumenta las defensas, no baja el colesterol, ni ayuda a adelgazar, no ayuda a disminuir el envejecimiento ni previene el cáncer. No hay ningún estudio científico serio que haya encontrado esto.
La miel tampoco cura los resfriados o la tos, empezando porque esta última no es una enfermedad y como tal no se «cura».
La tos es un acción de defensa del organismo. Lo que se busca en medicina es saber la razón y tratar lo que la causa.
Concretamente en pediatría, en principio, la tos no se debe tratar. La tos es un síntoma y ayuda a los niños a movilizar secreciones y evitar que estas se sobreinfecten con bacterias y eventualmente favorezca una bronconeumonía.
Además de no haber medicamentos suficientemente efectivos, sobran una cantidad de jarabes las más de la veces costosos, autorecetados o abundantemente formulados.
La Academia Americana de Pediatría recomienda, además de recomendar no tomar «jarabes para para la tos», sugiere darle a los niños mayores de un año media a una cucharadita de miel que podría aliviar algo la tos nocturna, no la enfermedad que la produce.
Hay varios estudios que parecen confirmar esto y la recomiendan como una posibilidad durante tres días, sin olvidar que es azúcar y favorece las caries.
Finalmente, se debe evitar dar miel a los niños menores de un año.
La miel podría estar contaminada con la bacteria «Clostridium botulinum» que provoca un tipo de intoxicación denominada botulismo.
El botulismo, que realmente es MUY raro, es más posible en niños pequeños, ataca al sistema nervioso y puede provocar enfermedades graves e incluso la muerte.
No estoy diciendo que la miel no sea agradable, y se puede consumir en cantinas moderadas, igual que los azúcares, pero es similar y no tiene todas esas propiedades mágicas con las que se promociona
Finalmente, como a muchos de ustedes me gusta la miel y las comidas que tienen azúcares.
Sin embargo, para estar más saludables, sin dejar de estar contentos, te invito a hacer click en el video y conocer cuál es la mejor azúcar que además no hace daño.
Te llevaras una grata sorpresa.
Publicación con datos del Blog de Julio Basulto y de El Español.