La circunferencia de la cabeza se debe medir periódicamente durante los primeros 2 años de vida.
Durante este tiempo, el cerebro está creciendo rápidamente y las suturas abiertas del cráneo (los huesos están separados) permiten que esto suceda. Por eso notamos las fontanelas, popularmente, cuando hablamos de la anterior y más conocida, llamada mollera.
La formación de uniones y redes de la neuronas (células principales) del cerebro es el factor que más contribuye a este crecimiento.
De forma general, y sin tener en cuenta las semanas de gestación o el sexo, después de nueve meses de embarazo nacemos con un peso medio de 3.400 g y una talla de 50 cm.
De estos datos se informa y la inmensa mayoría de los padres, especialmente las mamás, se acuerdan por muchos años, como lo señalo en una publicación en mi Instagram.
Prácticamente nadie de los papás sabe la medida de la cabeza o perímetro cefálico. No tienen la culpa, no les informan ni les explican, y con alguna frecuencia no encuentran anotación alguna.
«La medida media del perímetro de la cabeza es de 34 cm mientras que en el adulto es de unos 56-58 cm. El perímetro craneal crece más de 20 cm hasta la edad adulta, y es una medida indirecta del crecimiento del cerebro que de los 350 g de peso en el recién nacido aumenta hasta los 1.350 g a los 20 años».
«Comparado con el del resto del cuerpo, el crecimiento de nuestro cerebro se produce sobre todo en los 2-3 primeros años de vida», como lo resalta el blog Neuronas del crecimiento de donde tomamos gran parte del contenido de nuestra nota.
«El crecimiento del cráneo refleja el «crecimiento» de nuestros aprendizajes«, anota la neuropediatra española María José Mas autora del blog en referencia.
«Nacemos con millones de neuronas pero están escasamente comunicadas entre si. Después de nacer claro que aumenta el número de neuronas, pero sobre todo lo que aumenta es el número de conexiones entre estas.
La formación de redes neuronales es el factor que más contribuye al crecimiento cerebral tras el nacimiento y la mayoría de ellas están ya bien establecidas a los 2-3 años de edad.
A diferencia del de otros mamíferos, el neurodesarrollo humano es muy primitivo al nacimiento. Mientras que el control de las funciones vitales está muy desarrollado, las funciones cerebrales superiores apenas están esbozadas.
Desde el nacimiento, la interacción continua con el medio contribuye a la formación de nuevas conexiones neuronales que, a base de repeticiones, irán consolidándose en redes estables que permitirán adquirir y perfeccionar las habilidades que le darán autonomía al niño.
En el largo proceso que nos lleva a la vida adulta, simultánea pero sucesivamente, se irán desarrollando las capacidades motoras, cognitivas y emocionales».
«Por todo esto en los controles del niño sano se mide el perímetro craneal, vigilando que esté en los rangos normales para su edad y sexo y que, comparado con sus propias mediciones previas, siga el ritmo de crecimiento apropiado sin estancarse ni acelerarse en exceso.
Un crecimiento demasiado lento o una cabeza demasiado pequeña –microcefalia– puede ser una señal de que las conexiones cerebrales no se establecen al ritmo adecuado y por tanto que algo interfiere el desarrollo cerebral.
Una cabeza más grande de lo esperado o –macrocefalia– que crece muy rápido puede ser una señal de problemas graves que hacen aumentar el volumen craneal, como el exceso de líquido cefalorraquídeo o los tumores. Aunque lo más frecuente es que se trate de una macrocefalia benigna del lactante».
Comprobar cómo está creciendo la cabeza del niño pequeño es fundamental. Por esto debemos registrar el perímetro en la historia clínica y evaluar la gráfica en la consulta.
LA IMPORTANCIA DE LA CONSULTA DEL NIÑO SANO
PROGRAMA VACUNAS + EXAMEN
Solicita cita para atención virtual, Cuéntanos tus inquietudes y durante el primer año, cuando vengas a vacunas, complementaré con las mediciones de peso, talla y perímetro cefálico, más la exploración física la consulta en mi consultorio.