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Pocas veces hay algo que alarme más a unos papás que su hijo tenga fiebre. Como lo repetimos los pediatras, este síntoma es más amigo que enemigo pues ayuda a que los mecanismos de las defensas contra las infecciones actúen adecuadamente.

Sin embargo, surge el temor de que se produzca una convulsión por la fiebre, y además que ésta y la misma fiebre causen daño cerebral.

Por todo esto es importante conocer más sobre las convulsiones febriles

¿Qué es una convulsión febril?

Una convulsión febril es una situación no muy frecuente. Podría ocurrir en tres (3) a cinco (5) de cada 100 niños, entre los seis meses y cinco años de edad.

Sucede generalmente durante las primeras horas de una fiebre (habitualmente más de 38ºC) pero a veces se ven con fiebre baja o incluso sin que esta se detecte. Puede aparecer como uno de los síntomas tempranos de una enfermedad febril.

El riesgo de sufrir una convulsión febril no aumenta con la temperatura.

Es importante aclarar que tener fiebre alta no siempre se correlaciona con convulsiones ni tampoco, es bueno insistir, en que por ésta se «le dañe el cerebro» al niño. No existe, en ese orden de ideas, una temperatura máxima para salir corriendo a urgencias sin aclarar otros signos de alerta en consulta, incluso virtual.

¿Cómo es una convulsión febril?

El niño puede tener un aspecto extraño por unos instantes, luego se pondrá tenso/rígido, sufrirá espasmos (convulsiones) y pondrá sus ojos en blanco. Estará inconsciente por un corto tiempo, su respiración se alterará y su piel podrá verse un poco más oscura de lo normal.

Realmente, quien haya visto una convulsión no la olvida y se entiende la angustia pero, insisto, hay que saber algunas cosas más para dimensionar la magnitud del problema.

Después de la crisis convulsiva, el niño vuelve rápidamente a la normalidad. Las crisis convulsivas, por lo general, duran menos de un minuto o hasta tres minutos (parecen una eternidad). Sin embargo, aunque no es muy común, puede durar hasta 10-15 minutos (muy raro).

Las convulsiones febriles muy pocas veces se presentan más de una vez en un periodo de 24 horas.

​Como lo dijimos, insisto, las convulsiones febriles no son frecuentes.

Se calcula que entre el 2 y el 5% de los niños menores de 6 años pueden tener alguna convulsión relacionada con la fiebre, con más frecuencia en niños entre los 12 y 18 meses de edad. Las sufren más los niños que las niñas si que haya una explicación clara a esto. Sucede en muchas enfermedades más en medicina.

Qué NO son convulsiones febriles:

  • las causadas por encefalitis, meningitis u otras infecciones intracraneales
  • si suceden en un niño de menos de un mes
  • si suceden en un niño que ha tenido antes convulsiones SIN fiebre
  • tampoco las que son provocadas falta de oxígeno, alteraciones metabólicas u otras causas demostrables diferentes a infecciones comunes asociadas a fiebre.

En este punto es importante aclarar una falsa creencia. La fiebre ni las convulsiones producen meningitis. Ocurre lo contrario, las infecciones del sistema nervioso central, como la meningitis y la encefalitis, dan fiebre y pueden cursar con convulsiones.

De ahí la confusión, y como estas enfermedades son graves y con alguna frecuencia mortales, las convulsiones febriles, entediblemente, producen pavor.

¿Por qué se producen?

Se sospecha que las convulsiones febriles tienen un origen genético porque el riesgo de aparición se eleva al 20% si ya hay un caso en la familia y aún se eleva más entre gemelos idénticos (30-70% de riesgo).

Podemos afirmar que las convulsiones febriles tienen una transmisión genética compleja en la que están implicados varios genes, aunque desconocemos cuales son y su cual es su forma de herencia.

Las convulsiones febriles son debidas a una hiperexcitabilidad cerebral dependiente de la edad.

Más que por la fiebre se piensa que están inducidas por determinados agentes infecciosos –mayoritariamente virus– que serían los que desencadenarían la convulsión en las personas genéticamente predispuestas.

Blog: «Neuronas en Crecimiento»

Que se debe hacer, si se presentan

Igual que en cualquier convulsión.

Imagen e indicaciones tomadas de Neuronas en crecimiento

Durante la convulsión, pide ayuda y sigue estos pasos:

  1. Si está en un lugar peligroso del que el niño pueda caerse, colócalo en el suelo. 
  2. Aparta los objetos duros con los que pueda golpearse.
  3. Afloja la ropa alrededor del cuello.
  4. Colócalo de lado para evitar que la saliva o el vómito dificulten su respiración.
  5. Si la crisis dura más de 5-10 minutos llama a un servicio de urgencia.

Después de la convulsión, acude al servicio de urgencias:

  • si es la primera crisis.
  • para identificar la causa de la fiebre si no está clara.
  • si la crisis afecta solo a una parte del cuerpo.
  • si las crisis se repiten varias veces en el curso de una misma enfermedad.

¿Cada vez que tenga fiebre mi hijo convulsionará? La respuesta es NO

De cada diez (10) niños, siete (7) no volverán a convulsionar nunca. Los otros tres (3) tendrán una segunda crisis, y de estos solo uno (1) tendrá una tercera crisis.

Cuando ha pasado un año de la primera crisis es muy raro que se vuelva a repetir y es extraordinario que haya crisis febriles después de los 10 años de edad.

Es más probable que un niño vuelva a tener otra convulsión febril si:

  • la primera sucede antes del año de vida
  • un pariente de primer grado tiene o tuvo convulsiones febriles
  • si la convulsión aparece con fiebre inferior a 38 ºC

Las convulsiones febriles desaparecen hacia los 5 años de edad.

Fuente «Neuronas en crecimiento»

Algo importante

Las convulsiones febriles en un niño sin problemas previos de neurodesarrollo NO causan deficiencia intelectual. Las convulsiones febriles NO causan retraso mental.

En distintos estudios, los niños que habían tenido convulsiones febriles tenían un tamaño del perímetro craneal, un cociente intelectual, un rendimiento académico, una adaptación escolar y una conducta equiparable al de los niños sin convulsiones febriles.

Neuronas en crecimiento

¿Aumentan el riesgo de epilepsia?

Los niños con convulsiones febriles típicas o simples (que son el 60-70% de las convulsiones febriles) tienen poco riesgo –2 de cada 100 casos– de desarrollar epilepsia en el futuro.

En los niños con convulsiones atípicas o complejas (en un lado del cuerpo, que duran de 15 minutos y dan varias veces en el mismo proceso febril) el riesgo de desarrollar epilepsia es algo mayor, del 4% a la edad de cinco (5) años y del 12% a la edad de 25.

El riesgo de tener epilepsia se duplica si hay antecedentes de retraso o de trastorno del neurodesarrollo, o de un familiar de primer grado con epilepsia.

La mayoría de estas epilepsias se controlan bien con fármacos antiepilépticos y solo en muy pocas ocasiones aparecerán síndromes epilépticos con mal pronóstico.

Neuronas en crecimiento

¿Deben tratarse con fármacos?

Por lo que hemos visto hasta ahora es bastante lógico pensar que la mayoría de niños con convulsiones febriles no necesitan tratamiento de forma continuada.

Los fármacos antiepilépticos no se han probado eficaces en las crisis febriles.

Eventualmente después de una primera convulsión convendrá, según se evalúe cada caso, facilitar fármacos que sólo se usarán si vuelve a presentar una convulsión y en el momento en que esta se produzca.

Fuente: Neuronas en crecimiento

–En resumen–

  • Las convulsiones febriles no son frecuentes. Tener fiebre alta no nos puede llevar a desesperarnos y actuar descontroladamente.
  • Las convulsiones febriles, cuando se produce, generalmente se presentan entre los 6 meses y los 6 años, dan más entre los 12 y los 18 meses. Por debajo del mes de edad no se consideran convulsiones febriles, así den durante estados febriles.
  • No siempre dependen de la fiebre. Las convulsiones febriles tienen un factor genético. Se ven un poco más en niños que en niñas.
  • La convulsión febril no producen retardo mental y en muy pocas ocasiones se asocian a epilepsia posterior, disminución de la inteligencia ni problemas de aprendizaje.
  • Las convulsiones febriles simples (generalizadas, duran entre 1-3 minutos, solo una en el episodio febril, el niño queda bien al ceder la crisis) tienen un buen pronóstico.

Publicación con datos tomados de: